EDITORIAL. En el país hay un partido que dialoga con el rey

Taufiq Bueshrín

Ajbar al Yaum, 20/03/2017

Benkirán era presidente del gobierno y ahora, después de su destitución, es presidente del presidente del gobierno designado, es decir, de Saadeddín al Ozmani. Ese es el comentario que hizo un amigo mío al comunicado de Consejo Nacional del Partido Justicia y Espiritualidad (PJD),  y que ata de pies y manos a Al Ozmani con los noes de Benkirán: no a la USFP, no a la formación de un gobierno alejado de los resultados de los comicios del 7 de octubre, no a violar el cauce democrático para la formación de una mayoría y no a permitir que la RNI chantajee al presidente del gobierno. Y para garantizar que el mensaje llegaba a quienes interese, y a la cabeza de quienes se encuentra Al Ozmani, el PJD puso en la misiva un sello de correos que dice que el Consejo Nacional delega en la Secretaría General (que no en el presidente del gobierno designado), la tarea de dirigir las negociaciones de la formación del gobierno (…)

La vía seguida por Benkirán en las negociaciones con Ajnush (y con quienes están detrás de él) recibió la bendición del Consejo Nacional del PJD: el Consejo Nacional está completamente convencido de la buena gestión del hermano Abdelilá Benkirán en las negociaciones para la formación del gobierno, durante las que respetó completamente la lógica constitución, el encargo del rey, la opción democrática y los resultados electorales que dieron a ese partido la victoria, con un elevado sentido de la responsabilidad, la flexibilidad necesaria y la renuncia en pro del alto interés de la nación a fin de formar un gabinete fuerte y armonioso.

Si Palacio sigue convencido de la utilidad de que el PJD siga dirigiendo el gobierno, ayudará a Al Ozmani a formar su gobierno y a superar dos obstáculos: el primero, pequeño, es la USFP, que aceptó comerse el ajo de los demás con su propia boca; el segundo es Ajnush con sus ganas de deborar el polo importante de la economía del próximo gobierno al margen de la lógica de los cálculos políticos y electorales. De no ser así, Al Ozmani se pasará semanas o meses buscando una mayoría como quien busca una aguja en un pajar, y oirá muy bellas palabras antes de chocar con la piedra de la realidad para correr luego la misma suerte que Benkirán. Y en tal caso, posiblemente se forme un mini-ejecutivo tecnócrata de transición durante un año o menos de un año tras el que se celebren elecciones anticipadas que solo Dios sabe cómo transcurrirán y siguiendo qué cantinela.

(…)

Quienes creen que Benkirán está acabado políticamente y que su destitución como presidente del gobierno lo llevará a una muerte política, como les sucedió a Abdalá Ibrahim y a Abderrahmán Yusfi, es que no conocen a Benkirán, quien aún no ha envainado su arma; Benkirán no se rindió en su día cuando fue marginado del partido y del movimiento durante más de 10 años, ni dejó en todo ese tiempo de movilizarse, hablar y planificar para volver a la palestra; Fuad Ali al Hima le hizo un regalo que no olvidará cuando declaró la guerra al PJD en 2007 tras salir del Ministerio del Interior y entonces los miembros del partido eligieron a Benkirán, optando por un guerrero salvaje en lugar de por un diplomático tranquilo como Al Ozmani, y el resto de la historia ya la conocemos. Benkirán es un “animal político” que no concibe la vida fuera de la política, los medios de comunicación, las multitudes, el partido y los micrófonos, sobre todo ahora que se ha convertido en un fenómeno político, en un líder que ha influido en la vida política y mediática durante cinco años (…)

 

Benkirán, el final de un líder molesto

Mohamed Taifuri

Al Arabi al Yadid, 21/03/2017

La intervención de Mohamed VI ha puesto fin al compás de espera al que se había aferrado el presidente del gobierno «en suspenso», Abdelilá Benkirán, durante más de cinco meses, después de que sus aliados, los supuestos o los que son movidos por los altos círculos del poder, insistieran en que el gobierno se formara como ellos querían. A medida que nos íbamos alejando del 7 de octubre, se iba confirmando en la práctica que había quienes no aceptaban los resultados de los comicios de ese día, sobre todo aquellos que habían imaginado otros escenarios a partir de los vaticinios de un voto de castigo contra el PJD que dejaría al partido a merced del viento.

Las tentativas legítimas y no legítimas para frenar la creciente popularidad del expresidente del gobierno, Abdelilá Benkirán, fracasaron e impusieron una intervención del Estado con sus propios mecanismos: una cesárea democrática para sacar a ese presidente del gobierno al que cinco años en el ejecutivo no devaluaron sus acciones en bolsa, y para sustituirle por la segunda personalidad del PJD y presidente de su Consejo Nacional, Saadeddín al Ozmani.

(…)

La jubilación anticipada de este político molesto para los altos círculos del poder es algo que se venía planificando desde hacía mucho. Para dar ese paso, al mismo tiempo peligroso y necesario, han tenido varias razones legítimas y justificadas. Soplan vientos más favorables que nunca para el Estado, que quiere recuperar aquello a lo que ha renunciado a lo largo de los últimos cinco años, algo que no hubiera resultado fácil antes, con una presencia política como la de Benkirán (…) El hombre que apagó la primavera marroquí se ha convertido en una personalidad molesta por muchas razones: una persona de comunicación por excelencia que en palabras del sociólogo marroquí, Mohamed al Nayi, hace política de forma directa, interactuando de forma viva, con todos los peligros que conlleva un comportamiento así (…)

Su sinceridad, su espontaneidad ha molestado a muchos de los servidores de ese protocolo majzení de rancio abolengo, molestos con un hombre que no domina, según ellos, la lengua de madera; Lo suyo no es emplear el lenguaje de la política oficial sino decir, desde el gobierno y desde su posición de gestión, cosas que otros no dicen ni en la oposición, hablar cuando otros optan por callarse «porque es de sabios”.

 

¿Le queda al PJD credibilidad política?

Abdelali Machdub

Lakum, 21/03/2017

Los partidos que acepta el régimen del Majzen en el “juego democrático” tienen que ser partidos domesticados, mucho o poco, para someterse, escuchar y obedecer, para saber leer en las señales, en las insinuaciones, antes que en las palabras o las declaraciones, qué le gusta y qué odia el Majzen, qué acepta y qué rechaza, qué cosas le tranquilizan y qué cosas le enfadan y le afectan.

(…)

Lamentablemente, las posturas, decisiones y prácticas del PJD se someten desde 1996 a la voluntad del Majzen, ceden a sus deseos y demandas, se acoplan a sus políticas y objetivos, y una prueba de ellos es que el señor Abdelilá Benkirán ha dicho que el rey es su jefe, y que él solo escucha y obedece.

(…)

Ante las amenazas de la primavera marroquí, que se manifestó a través de las protestas del Movimiento del 20 de Febrero, el Majzen se vio obligado a soltar el puño de la vida política, a dejar que hubiera elecciones sin fraude lo que dio la victoria al PJD que formó gobierno en la era de una constitución que era nueva pero también vieja. El régimen se vio obligado a tratar con el PJD pero supo sacar rédito de ese trato impuesto que ha durado cinco años para cumplir a sus espaldas otros propósitos políticos, económicos y sociales, que hubiera podido cumplir con dificultad, por no decir que de manera imposible, de no haber estado el PJD a la cabeza del gobierno y en un número no desdeñable de ministerios.

El régimen se ha aprovechado al máximo del PJD en los cinco años que se ha visto obligado a tratar con él. El plan del régimen era, en mi opinión, deshacerse de este partido antes de las elecciones de 2016 y que las cosas volvieran a estar como estaban antes del 2011, cuando el Majzen controlaba todos los aspectos de nuestra vida política (…). Pero los resultados de las elecciones del 7 de octubre no fueron los que el Majzen esperaba, y entonces puso en marcha su maquinaria para desprestigiar, humillar, obstaculizar y generar crisis, y se produzco un bloqueo hasta que el señor Benkirán ha sido eximido de su misión de formar gobierno de una forma despectiva y humillante, para ser sustituido por Saadeddín al Ozmani que intentará de nuevo formar mayoría gubernamental.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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