Mohamed Samih Beyi
Nawaat ha tenido acceso a unos documentos que hablan de la acogida de tropas extranjeras en Túnez y de los horizontes de la cooperación militar y de la injerencia de EE. UU. en los asuntos internos del país. El documento en cuestión es un memorando sobre un acuerdo relacionado con el estatus de los miembros de las tropas estadounidenses que se encuentran de forma provisional en territorio tunecino y con el estatus de los miembros de las Fuerzas Armadas tunecinas que se encuentran provisionalmente en EE. UU. Hay un segundo documento que recoge las observaciones de la parte tunecina a algunos puntos de ese memorando.
Las noticias que tocaron con anterioridad este tema fueron o bien negadas o bien ignoradas, pero los artículos de los acuerdos y los entresijos de las conversaciones bilaterales del II Diálogo Estratégico Túnez-EE. UU. (noviembre 2015) desvelan que la llegada de tropas estadounidenses a Túnez (con el pretexto de ayudar a las tropas tunecinas a luchar contra el terrorismo y desarrollar las competencias del personal de seguridad aquí) es inminente si es que no se ha producido ya.
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El “buen camino” del que lleva hablando desde hace cinco años el presidente de la República de Túnez, Qaed Sebsi, va más allá de las ayudas económicas y militares y está coronado por una serie de acuerdos y memorandos de entendimiento firmados con EE. UU. Esos acuerdos no solo tienen repercusiones sobre la independencia de la toma de decisión de Túnez sino que también fortalecen el vínculo de la economía local con el mercado estadounidense y la someten a los dictados de organismos económicos internacionales en el marco del contexto de la reestructuración de la economía nacional. A nivel político la subordinación a Washington se refleja en la consolidación de la alineación de Túnez con EE. UU. en varios asuntos regionales e internacionales, desde la participación de nuestro país en la destitución de Gaddafi hasta la Conferencia de Amigos de Siria (que adoptaba el punto de vista estadounidense sobre la crisis siria), pasando por las facilidades dadas a los yihadistas para que viajasen a territorio sirio a través de Turquía. Tampoco podemos olvidar otros asuntos en los que se ve el reflejo de esos acuerdos como el rechazo a la criminalización de la normalización de relaciones con Israel en la Constitución tunecina, la alineación del país con Arabia Saudí, a la que respalda EE. UU., la criminalización de los grupos de la resistencia y la adopción de la visión saudí-estadounidense para legitimar la lucha en Siria, Líbano y Yemen bajo el argumento del sectarismo.
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Viñeta de Willis from Tunis
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