Anwar_2011_Haz la revolución

 

Guernica, 15/05/2014

Jonathan Guyer

 

Al margen de donde uno se posicione sobre la arraigada autoridad del Ejército egipcio, el año pasado fue doloroso para el país ya que la violencia ha mutilado la habilidad de los periodistas para documentar un panorama cambiante. Las fuerzas del régimen hicieron redadas en diez medios de comunicación y canales de televisión a raíz de la destitución de Mursi, y más de sesenta y cinco periodistas han sido detenidos desde julio, según el Committee to Protect Journalists (CPJ), que clasificó a Egipto como el tercer país más letal para la prensa en 2013. Diecisiete profesionales de los medios de comunicación continúan en prisión y tres periodistas de Al Jazeera están siendo juzgados por cargos inventados relacionados con la “guerra contra el terror” del gobierno, que el corresponsal independiente con base en El Cairo, Sharif Abdel Kuuddus, describe como una premisa “principalmente usada para volver a fortalecer el estado de seguridad y silenciar las voces de la oposición”.

 

Entre esas voces se encuentran los ilustradores egipcios de viñetas políticas; el humor ha actuado muchas veces de mediador en el país. Si bien no informan desde las protestas violentas, critican que el estado de seguridad sigue siendo peligroso. Los ilustradores capturan los desafíos de la vida diaria a los que se enfrentan los egipcios, y producen un trabajo de gran alcance: legible para los analfabetos y capaz de trascender barreras culturales, de clase y generacionales. Y aunque las ilustraciones pueden ser creaciones de la imaginación, su imaginería es muy visceral. Muestran las equivocaciones de la clase dominante de un solo vistazo. Los manifestantes de la plaza de Tahrir llevaban pancartas con caricaturas y no con páginas de opinión de la oposición.

 

Los periódicos principales no se han atrevido a burlarse de Al Sisi a través de viñetas políticas y, como el espacio para la disidencia se ha reducido, algunos ilustradores se han visto obligados a elegir un bando o a hacer las maletas, como el amigo y ex colega de Anwar, un divertido hombre de 27 años llamado Andil. Este artista produjo un vasto y frenético conjunto de obras para el diario Al Masry Al Youm en respuesta a las crisis políticas del verano anterior, pero la mayor parte de ellas quedó relegada a su página personal de Facebook. Amonestado por opinar contra la censura, dejó esa publicación en octubre en busca de mayor espacio para hacer fuerza contra los argumentos del sistema.

 

“Lo mejor para los dibujantes”, argumenta Andil, “es burlarse del hombre más fuerte del país”. Tras abandonar el país compartió una audaz crítica del mariscal general (Al Sisi) que obtuvo más de 37.000 fans en Facebook. “No estaba trabajando en ningún lugar y no tenía que soportar nada de eso, así que simplemente le dibujé”, dice.

 

Anwar podría haberse visto limitado por la deferencia de los medios de comunicación hacia el Ejército, pero ha desarrollado soluciones alternativas para desplazar la narrativa optando por llegar a una audiencia más amplia y no solamente a los millennial egipcios: “Si dibujas a Al Sisi como un asesino, vas a recibir aplausos en Facebook. Eso te convertirá en un héroe, pero no creo que haga cambiar a nadie de opinión”.

 

Viñeta de portada de Anwar (2011)

 

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Traducido del inglés por Lidia Rodríguez en el marco de un programa de colaboración de la Universidad Autónoma de Madrid y la Fundación Al Fanar para el Conocimiento Árabe.

 

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