Al Arab 26/05/2016

Mohamed Ben Mhamed Alaui (escritor y periodista marroquí)

La religiosidad de los jóvenes marroquíes ha suscitado el interés de los círculos oficiales y no oficiales y de los medios de comunicación en los últimos años, dada la veloz interacción de este sector de la sociedad con los acontecimientos y desarrollos de la realidad social, económica y cultural, y también el importante papel de la religión en la formación de la identidad y del sistema de valores de la sociedad marroquí.

Hoy en día es necesario abordar un enfoque que trate el tema desde distintos ángulos y estudiar la creciente importancia de la religiosidad en determinados grupos de jóvenes marroquíes. La razón de la firme religiosidad de la juventud no está relacionada con la naturaleza de la fe marroquí ni con el nivel de conciencia religiosa de la sociedad marroquí, en cambio sí apunta a un problema social, psicológico y de seguridad consecuencia de la influencia no natural del discurso extremista.

Al Arab ha entrevistado a investigadores que trabajan sobre la cuestión de la religión en Marruecos para entender el enfoque con mayor profundidad, en un intento por abordar la problemática de los jóvenes y su religiosidad en el contexto de las continuas interacciones entre la realidad de la vida y las herramientas que intervienen en la formación de la mente y las creencias de esa juventud. El asunto requiere una observación continua y una reformulación de las preguntas en función de los cambios que vive la sociedad marroquí a todos los niveles.A menudo la religiosidad en los jóvenes es considerada un reflejo de sus convicciones sociales, culturales y de identidad, y de su interés por el sistema religioso predominante en la sociedad o por los sistemas importados.

Driss Gamburi, pensador marroquí e investigador en el tema de los movimientos islamistas y los fenómenos religiosos, resume en tres factores la explicación del fenómeno de la religiosidad entre los jóvenes marroquíes. El primer factor se remonta a principios de los años 80, al llamado  «despertar islámico» (Al Sahua al islamiya), puesto en marcha por las instituciones religiosas oficiales del mundo árabe como respuesta al comunismo de la Unión Soviética, y que arrancó con la yihad afgana, cuando se animó a los jóvenes a luchar en Afganistán contra los rusos.

El segundo factor es la naturaleza cultural de Marruecos, un país en el que la cultura religiosa está muy extendida, desde las cofradías sufíes hasta el primer cuarto del siglo XX, cuando surgió el movimiento nacionalista, como un movimiento pseudo-religioso que abogaba por el retorno al atavismo. Gamburi cree que esta es la razón por la que la izquierda marroquí  no se extendió por sectores populares de la sociedad, sino que se quedó en un fenómeno urbano ligado exclusivamente a las ciudades y a grupos universitarios reducidos, mientras que la cultura religiosa popular estaba muy extendida.

El tercer factor, según el investigador, es el papel del movimiento islamista en Marruecos que surgió en las universidades, representantes de la juventud, como respuesta a los movimientos de izquierdas.

Lo cierto es que hay una serie de informes científicos realizados en los últimos años que aseguran que la religiosidad se ha convertido en una parte esencial de la vida privada y pública de los jóvenes marroquíes pero la pregunta es a qué tipo de religiosidad nos estamos refiriendo.

En este contexto, Abdelilah al Setti, investigador marroquí en movimientos islamistas, ha declarado a Al Arab que la apertura de las redes sociales, la variedad de fuentes de conocimiento religioso, el aumento del fenómeno de los nuevos predicadores religiosos, que compite con el discurso religioso tradicional, y la creación de nuevas representaciones religiosas, rituales y cultos, generan el caos ideológico y fomentan el extremismo. Al Setti añade que estos canales ofrecen nuevos tipos de religiosidad que han sido capaces de sustituir a los canales oficiales (la mezquita, la familia y la educación) que ofrecían una lectura asentada y moderada del islam.

Los nuevos comportamientos religiosos de los jóvenes marroquíes que se han venido observando desde hace unos años, han provocado cambios en la sociedad marroquí en su conjunto, pues las normas de comportamiento religioso tomadas de otros referentes no se asimilan a las referencias religiosas nacionales marroquíes, y establecen una nueva lógica en función de la que piensa y actúa el individuo marroquí, y esto da lugar a la creación de una nueva sociedad paralela dentro de la mente del individuo que, paulatinamente, va sustituyendo las tradiciones y la visión religiosa heredada a lo largo de los años.

Según Al Setti, cada cambio de modelo y estilo de vida es resultado de dos cambios, uno cuantitativo y otro cualitativo en el ámbito de la convivencia. Hay una crisis cultural que debe ser tratada en este punto para explicar la naturaleza y la forma de esta religiosidad juvenil (que no es fácil de controlar) y saber cómo tratar a éstos jóvenes e interactuar con ellos. El investigador marroquí añade que esto se ve reflejado en la forma en la que estos jóvenes religiosos actúan a diario, con unas ideas y normas derivadas de fuentes que muchas veces siguen una vía de confrontación con la realidad.

Esto hace que la religiosidad sea para los jóvenes como una vía de escape de la realidad y de sus contradicciones económicas, sociales y éticas hacia esos mundos extremistas. Las fuentes extremistas se encargan de promover con todo tipo de atractivos esos nuevos mundos para separarlos de su realidad, a la que esperan cambiar pero por vías radicales.

Es normal que los cambios sociales, económicos y éticos se reflejen en la religiosidad de los jóvenes marroquíes, como en cualquier otra sociedad árabe, ya que las características culturales, lingüísticas, religiosas e históricas son similares. Aquí se plantea otro de los factores que ha provocado el salto al extremismo religioso entre los jóvenes: la fricción con el espacio intelectual occidental. Gamburi sostiene que la identidad, en su relación con Occidente, supuso un choque cultural y psicológico para los jóvenes marroquíes en la segunda mitad del siglo XX, y dada la proximidad de Marruecos a Europa y su contacto con ella, fue inevitable que ese choque se reflejara rápidamente en una crisis de identidad.

Traducción del árabe de Rania Chaui

Imagen de Fez de Wikipedia

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