Mar Grandío y Pilar Garrido*

En un verano sin apenas estrenos de series interesantes, la sorpresa y serie revelación de Netflix en agosto ha venido del mundo árabe, de Jordania concretamente, y tiene una clara protagonista y artífice: su creadora Tima Shomali.

Shomali con Escuela para Señoritas Al Rawabi ha hecho el más difícil todavía en la industria audiovisual actual: crear una serie juvenil con identidad árabe propia para la principal plataforma digital mundial (la ha visto audiencia de más de 190 países), conseguir ser un fenómeno en países de Oriente Medio y ganarse por el camino el respeto de la crítica internacional. Y todo esto siendo mujer y con un equipo creativo íntegramente femenino.

El germen de la serie ha tenido ciertas dosis de activismo: producir una serie juvenil para dar referentes femeninos a las chicas de los países del mundo árabe, y al mismo tiempo romper estereotipos sobre este tipo de representaciones en Occidente. Shomali dice que cuando era pequeña no los tenía. Ahora sabe que la creación de imaginarios colectivos tiene gran influencia si se hace con una buena historia y con unos buenos personajes con los que empatice su público. Y lo ha conseguido con solvencia con esta su primera serie para Netflix, probablemente no la última.

A través de su propia productora Filmizion y con su amiga Shirin Kamal, Shomali crea, produce y escribe Escuela para Señoritas Al Rawabi, una serie que retrata un colegio de élite jordano, en donde una de sus estudiantes, Mariam, es acosada por un grupo de chicas y decide vengarse. En otras palabras, nos presenta la historia de una venganza o de cómo una víctima de acoso escolar se convierte en verdugo. El argumento puede parecer simple, de hecho, lo es. Además, la caracterización de estas chicas se realizada a través de estereotipos, simplificaciones de la realidad, con una clara influencia occidental pero también de la sociedad árabe. Aunque, Shomali, sabe jugar con las reglas de la industria, plantea una historia con unos estereotipos fácilmente reconocibles por la audiencia y que luego da la vuelta. Nos lo cuenta a través de una narrativa llena de giros de guion que maneja muy bien y hacen al espectador querer seguir viendo más. Arquetipos y estereotipos de nos vuelven a reflejar que las actitudes humanas son universales.

Puede sorprender la estereotipación con tintes occidentales de las chicas (con elementos comunes a otras series de origen bien diferente, a saber Élite, Skam…). Aun así, es precisamente la identidad árabe lo que enriquece a personajes, sobre todo los más perfilados como el de Layan o Rania. Por ejemplo, la actitud acosadora constante de Layan es el detonante de la serie y de todo el plan de venganza de Mariam. Layan es la “típica chica guapa y frívola de instituto” y, a pesar de ello, a lo largo de los seis capítulos la vemos evolucionar como personaje, participando en momentos de fraternidad entre mujeres como respuesta a una acto machista y propio de la sociedad patriarcal que quiere denunciar.

Es esta serie ficcionada la directora jordana recorre vidas, actitudes, personalidades, una realidad social que integra lo específico geográfico, lo concreto de clase social, pero en todo momento atiende valores globales que decide ella desde su personalidad interidentitaria: persona, mujer, cineasta, árabe e internacional, explícita y sutil a la vez. Sus personajes además de poder insertarse en una sociedad jordana actual de clase social burguesa y globalizada, una franja de edad adolescente primordialmente, un patriarcado hegemónico… también rozan las reacciones de otras personas de otras realidades, ya que los articula y los hace polivalentes, crueles, pero valientes, compasivas e iracundas, cercanas y lejanas, así nos atrapa entre personajes no planos y no previsibles, para seguir queriendo saber de ellas.

Esta serie tiene pinta de ser un punto de inflexión en la producción de ficción audiovisual árabe, encumbrando a Tima Shomali como su actual reina y a sus chicas de Al Rawarabi como auténticos fenómenos en las redes sociales. Recomendamos esta serie porque, aún siendo de adolescentes, puede interesar a un público más amplio, sobre todo a padres y madres con hijas jóvenes. Nosotras la recomendamos para ver precisamente en familia, porque se tocan temas como el acoso escolar, la identidad femenina en el mundo árabe pero a la vez universal, con una narrativa entretenida que permitirá tener conversaciones muy enriquecedoras con los más jóvenes. Ahora queda verla y comentarla. Feliz visionado.

 

Pilar Garrido Clemente, profesora de Estudios Árabes y Mar Grandío Pérez, profesora de Educación Mediática y Tecnología, ambas de la Universidad de Murcia, donde son directora e investigadora respectivamente del recientemente constituido GTC: Ficción audiovisual y mundo árabe como herramienta de conocimiento.

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