Publicado por Afroféminas

 

El mundo de la cultura da pocas alegrías a los afrodescendientes y racializados en este país. Cuando llega alguna hay que cogerla al vuelo y felicitarse, porque las victorias y pequeños pasos hacia la igualdad de derechos debemos exprimirlas. Nos toca sonreír y esta vez lo hacemos con el estreno de Gazoline del dramaturgo catalán Jordi Casanovas, que se puede ver en el Conde Duque (Madrid) de la mano de La Joven Compañía, dirigida por José Luis Arellano.

 

La obra transcurre durante las protestas juveniles de 2005 encabezadas por los hijos y nietos de emigrantes que habitaban la periferia de París, y que provocaron el incendio de varios centenares de coches en sólo unas semanas. Todos recordamos aquellas llamas que eran un grito de desesperación e impotencia.

 

Conocemos el contexto de un entorno donde las salidas para las personas racializadas en Francia eran (y siguen siendo) de una desigualdad insultante. La falta de oportunidades, la altísima tasa de paro y el racismo soterrado que vivía esa juventud que sentía que su vida no tenía futuro, fueron la mecha que prendió la Gazoline del descontento. Y todo estalló.

 

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